Principios, objetivos y funciones de la orientación
1. PRINCIPIOS
En el campo de la orientación educativa cuando buscamos «razones fundamentales» o «bases» que den sentido a la tarea orientadora, hemos de saber establecer, con una sola palabra, cada una de dichas razones. Así, en los últimos tiempos, se han señalado distintos principios, según los diferentes autores (Repetto, 2002; Santana, 2003; Bisquerra, 1998; Martínez, 1998), si bien existen coincidencias al indicar como básicos los siguientes:
-Principio antropológico.
-Principio de prevención.
-Principio de desarrollo.
-Principio de intervención comunitaria.
1.1. Principio antropológico
En este principio subyace la concepción que el profesional de la orientación se hace del ser humano. Responde a preguntas como ¿quién soy yo?, ¿qué hago aquí?, ¿qué sentido tiene mi existencia?, ¿qué tipo de persona pretendemos que llegue a ser el individuo que estamos orientando?, ¿cuáles son las características del proceso de convertirse en persona?, ¿cuáles son las competencias de la orientación en este proceso?.
El principio antropológico está relacionado con el movimiento filosófico del existencialismo, el cual defiende que el ser humano es libre, a pesar de las limitaciones personales y los condicionamientos ambientales.
1.2. Principio de prevención
Surgido del ámbito de la Salud Mental, el principio de prevención reclama que se intervenga antes de que se produzca el hecho conflictivo.
-Prevención primaria: actúa antes de que surja el problema.
-Prevención secundaria: actúa en cuanto aparece el problema.
-Prevención terciaria: actúa ofreciendo tratamiento y rehabilitación ante el problema ya desarrollado.
1.3. Principio de desarrollo
Según Martínez, (1998) «el principio de Desarrollo se fundamenta en el concepto de Desarrollo; concepto éste que entiende la evolución del ser humano como un proceso de continuo crecimiento, de cambios cualitativos hasta convertirlo en un ser cada vez más complejo. Gracias a dichos cambios, la persona adquiere nuevas experiencias, las integra y amplía, posibilitando, de este modo, el desarrollo de la personalidad»
1.4. Principio de intervención social
Un famoso proverbio africano reclama «Para educar a un niño hace falta la tribu entera».
La comunidad puede contribuir a mejorar la calidad de la educación. Para ello es preciso abrir las puertas del centro educativo y permitir que los miembros de aquella participen del proceso educativo. Consecuentemente, es necesario llevar a cabo un asesoramiento comunitario (Rodríguez Romero, 2006: 59-76): «La enseñanza del respeto, del compromiso mutuo y de la solidaridad exige que el profesorado domine modelos pedagógicos acordes con la diversidad, el aprendizaje cooperativo, el cuidado personal y el aprendizaje democrático. […] El asesoramiento comunitario podría ofrecer alternativas en los tres planos vitales en los que se extiende el aprendizaje: sentido (nos ayuda a interpretar, descodificar los mensajes de nuestra cultura), identidad (nos ayuda a configurar una imagen de nosotros/as mismos en relación con el género, la etnia, la nacionalidad, la cultura, la clase social, la orientación sexual, etc.) y posibilidad (nos ofrece una imagen de lo que podemos alcanzar en nuestro desarrollo individual y colectivamente».
2. OBJETIVOS
Los objetivos son el marco de referencia y la «ayuda para desarrollar con mayor calidad y eficacia el proceso educativo» (Zabalza, 1991: 90).
Rodríguez Moreno (1995: 12), tras analizar una gran variedad de textos sobre orientación, recoge los que podrían ser objetivos generales de la misma En su listado observamos la importancia que tiene el desarrollo personal:
-Desarrollar al máximo la personalidad.
-Conseguir la autoorientación.
-Conseguir la autocomprensión y aceptación de uno mismo.
-Alcanzar madurez para la toma de decisiones educativas y vocacionales.
-Lograr la adaptación y el ajuste.
-Conseguir un aprendizaje óptimo en los años de la escolaridad.
-Combinaciones de cualquiera de los puntos anteriores.
3. FUNCIONES
Ofrecemos aquí la clasificación de las funciones de la orientación que Morrill, Oetting y Hurst (1974) expusieron en un artículo ya clásico, citado por Bisquerra (1998:47), en el cual destacan tres categorías de la intervención:
A. Objetivo de la intervención: a quién se dirige la acción orientadora:
1. Individuo: los clientes son atendidos individualmente.
2. Grupos primarios: familia, pareja, amigos íntimos.
3. Grupos asociativos: clase, claustro, compañeros, clubes.
4. Instituciones o comunidades: centro, barrio, ciudad.
B. Finalidad de la intervención: según ésta distinguimos tres tipos:
1. Terapéutica: intervención en las dificultades en la relación interpersonal y social, desde una perspectiva remedial o correctiva.
2. Preventiva: intervención con objeto de evitar problemas futuros.
3. De desarrollo: intervención para optimizar el crecimiento personal en todos los
aspectos.
C. Métodos de intervención: dependiendo de cómo se realice la intervención:
1. Intervención directa: relación directa con el sujeto (vis a vis).
2. Consulta y formación: medios con los que se puede influir en la población, ya sean directos o indirectos y, por tanto, a través de profesionales y paraprofesionales afines.
3. Medios tecnológicos: mass media (vídeo, TV, radio, informática, redes telemáticas, etc.), es decir, lo que se denomina nuevas tecnologías de la comunicación y de la información. Estos medios permiten mejorar y extender la influencia de la orientación.
COMENTARIO:
Todos los temas antes vistos son muy importantes pero este se me hace uno de los mas interesantes y que debemos de saber muy bien porque es como nos vamos a desenvolver nosotros como orientadores profesionalmente ya en la vida diaria y con las personas a las cuales ayudaremos en este proceso.
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